EL AMPLIFICADOR DE ENERGÍA

Está basado en la combinación de una serie de tecnologías ya investigadas con anterioridad. Su nombre viene del Nobel de Física Carlo Rubbia. Se basa en utilizar un acelerador de partículas para bombardear con protones un elemento llamado torio. Este se transforma en uranio 233, que produce energía al fisionarse sus átomos como en cualquier central nuclear convencional. El calor generado por estas reacciones llega a una turbina y se transforma en energía eléctrica.
Pero el amplificador de energía ideado por Rubbia y su equipo no tiene los problemas de seguridad de las centrales nucleares. Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la energía nuclear es que los mecanismos de seguridad que pueden establecerse en un reactor son de naturaleza probabilística. Una vez desatada la reacción nuclear, solo se puede controlar para que no sobrepase unos niveles, pero los accidentes que ya han ocurrido (Chernóbil, Harrisburg) muestran que la seguridad en una central nuclear es una cuestión de probabilidad.
En el caso del rubbiatrón es distinto. La propuesta del amplificador de energía en materia de seguridad es determinista, es decir se puede saber cómo y cuándo se puede parar la reacción. Y de una forma tan simple como desconectar un interruptor. La función del acelerador es precisamente la de actuar como interruptor del sistema, además de iniciar y controlar la producción de energía. El corte del suministro de energía del acelerador lleva consigo, invariablemente, la parada de todo el sistema. No hay posibilidad de una reacción nuclear en cadena, porque las reacciones se producen sólo cuando el acelerador de partículas está en funcionamiento. Otra de las diferencias con una central nuclear está en el combustible utilizado, que no sería uranio sino torio. Este es un elemento abundante en la Tierra (se estiman las reservas para 2.200 siglos).
Una de las características principales del rubbiatrón se refiere a los residuos nucleares que genera. En las centrales nucleares, el resultado de la fisión es la aparición de grandes cantidades de plutonio, un elemento que no existe en la naturaleza y que está activo, es decir que mantiene su enorme radioactividad durante miles de años. En una central nuclear, una tonelada de uranio genera en torno a los diez kilos de plutonio, que hay que almacenar en condiciones extremas de seguridad, mientras que en el amplificador de energía, por cada tonelada de torio se generaría un gramo de plutonio. El resto de los residuos que genera el rubbiatrón son de los llamados de baja actividad, parecidos a los que se generan en los hospitales, que no necesitan de un almacenamiento especial. Además, para evitar los problemas que tiene la refrigeración por agua utilizada en las centrales nucleares, el amplificador de energía está diseñado para utilizar la convección, el proceso natural de movimiento ascendente del aire caliente. Todo esto ya ha sido probado en laboratorio, ahora se quiere dar el paso a un proceso a escala industrial, que si sale bien, proporcionaría energía barata, segura y capaz de utilizar los residuos de alta actividad ya producidos, reutilizándolos y eliminándolos.

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