Frente a la energía de fisión, que es la actualmente utilizada en el mundo, una parte importante de los esfuerzos de los científicos se centra en investigar la gran alternativa, inagotable y limpia: la energía de fusión, y en concreto en una variante de la misma: la "fusión en frío".
Sabemos que la fusión nuclear actualmente más desarrollada e investigada es la que une los isótopos de hidrógeno (tritio y deuterio) a través de altas temperaturas (cien millones de grados). Es la llamada fusión en caliente.
Este inmenso calor es necesario para vencer la fuerza de repulsión electrostática de los isótopos (al tener la misma carga eléctrica), excitándolos de tal forma que llegan a unirse, creando un nuevo estado de la materia: el plasma.
Dadas las dificultades para conseguir esas temperaturas y, sobre todo, para confinar el plasma (por confinamiento magnético o por confinamiento inercial), se ha estado investigando la fusión fría, que logra crear energía sin necesidad de calentamiento.
El experimento de Fleischmann y Pons.-
Como suele ocurrir en ciencia, los primeros resultados se lograron por casualidad. El 23 de marzo de 1989 dos químicos norteamericanos de la Universidad de Utah (Martin Fleischmann y Stanley Pons) aseguraron en una conferencia haber logrado la fusión fría mediante un sencillo ingenio y a través de la electrolisis, con una barra de paladio rodeada de hilo de platino, sumergida en agua pesada (rica en deuterio).
Con este sistema, aplicando una corriente eléctrica, el deuterio se separa del oxígeno del agua y se acumula en la barra de paladio. Llegado un punto, los núcleos del deuterio y del paladio se funden a temperatura ambiente, provocando la reacción nuclear, que libera energía, detectada por la emisión de neutrones.
Fleischmann y Pons, que venían desarrollando el experimento desde 1984 con fondos del Departamento de Energía de EE.UU, aseguraron haber obtenido el equivalente a 1 watio de energía por centímetro cúbico de agua, lo que representaría 1 millón de veces más de lo que mostraron las emisiones de neutrones medidas y unas 50 veces más de la energía utilizada.
Sin embargo, la comunidad científica no creyó tales resultados, intentando por todos los medios reproducir el experimento sin éxito.
Es más, si esos datos fuesen correctos, los neutrones liberados habrían matado a todo el equipo científico que estuviera presente en el experimento, lo cual no ocurrió (afortunadamente).
Lo extraño del caso es que no se ha vuelto a reproducir dicho resultado y es más, los dos científicos quisieron publicar el experimento en la revista Nature (es norma de los investigadores publicar sus resultados en revistas científicas para darlas a conocer y otorgar relevancia mundial a los mismos), pero no lo lograron al no responder a las lógicas preguntas de los equipos científicos de la publicación.
El experimento de Scaramuzzi.-
Pese a los fracasos de los científicos y a que se dijese consecuentemente que la fusión fría no era posible, retirándose varios gobiernos y laboratorios de su investigación, pocas semanas después del anuncio de los americanos, el Profesor italiano Scaramuzzi cambió algunos elementos del experimento y, si bien no logró la energía "obtenida" por Fleischmann y Pons, sí demostró que la fusión en fría es posible.
Su experimento eliminó la electrolisis y sustituyó el paladio por un ovillo de titanio. Sumergiendo el titanio en deuterio gaseoso y logrado un equilibrio entre la presión del gas y la temperatura, se consiguió la fusión. El profesor Scaramuzzi midió 491 unidades de neutrones emitidas cuando sólo esperaba contabilizar 30.
La fusión fría en la actualidad.-
Dentro de las investigaciones encaminadas a lograr resultados prácticos y aprovechables a largo plazo, se está aplicando la técnica de la sonoluminiscencia, que consiste básicamente en la emisión de luz por los líquidos sometidos a ultrasonidos.
El futuro de la fusión en frío.-
Pese a ser la oveja negra en las investigaciones sobre fusión, de conseguirse resultados parecidos a los de Fleischmann y Pons, ello supondría una revolución en las fuentes de energía.
Un solo litro de combustible satisfaría las necesidades energéticas de todo un edificio durante varios años, o de una familia durante toda su vida.
Pese a ser la oveja negra en las investigaciones sobre fusión, de conseguirse resultados parecidos a los de Fleischmann y Pons, ello supondría una revolución en las fuentes de energía.
Un solo litro de combustible satisfaría las necesidades energéticas de todo un edificio durante varios años, o de una familia durante toda su vida.
Además, la energía de fusión fría, no sólo no contamina y es inagotable (como la de fusión en caliente), sino que también es muchísimo más barata de conseguir. Todas las naciones podrían tener sus plantas generadoras y se podría llegar a pensar incluso en vehículos movidos por fusión nuclear, equipos generadores portátiles, batería atómicas inagotables, aeronaves y buques que no necesitaran repostar, etc. Y yendo más allá, incluso podría favorecer la colonización de otros planetas.
Sin embargo, con los pies en el suelo hemos de esperar aún algunos años más para ver los primeros resultados, si es que los gobiernos ponen verdadero interés en la fusión fría y no predominan los particulares intereses económicos de empresas energéticas y de esos mismos gobiernos en relación a los actuales combustibles.
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